Los cachorros de tres meses de edad habían salido de sus jaulas para recorrer un espacio cercado en compañía de su madre. Al percatarse de la presencia de una pequeña piscina, uno de los pequeños tigres decidió meterse para darse un refrescante baño.
Desafortunadamente, debido a su pequeño tamaño, el cachorro tuvo muchos problemas para salir de la piscina. A pesar de intentarlo de distintos modos, todos los esfuerzos eran inútiles.
Al ver la complicada situación que atravesaba su hermano, uno de los cachorros se acercó y trató de ayudarlo tirando de él con la boca. Segundos más tarde, otro de las crías se unía al rescate. Tras muchos esfuerzos, y bajo la atenta mirada de su madre que parecía esperar a que sus hijos resolviesen solos el problema, el cachorro consiguió salir de la piscina.